AUTORETRATRO CON LOS OJOS MUY ABIERTOS

 n McEwan, Kazuo Ishiguro y Julian Barnes (Leicester, Reino Unido, 1946) conforman, entre otros ―he citado mis preferencias personales―, la que fue llamada “nueva novela inglesa” o “Generación Granta”, por la revista que los dio a conocer en los ochenta. Es un grupo literario excepcional cuyos miembros, a pesar de que difieren en preocupaciones y temáticas, concuerdan en su vasta cultura literaria, en un estilo caracterizado por la naturalidad, la elegancia y la contención y en su gusto por la exposición de dilemas morales. Entre ellos, Barnes se distingue ―además de por su sentido del humor y su interés en la historia,


n McEwan, Kazuo Ishiguro y Julian Barnes (Leicester, Reino Unido, 1946) conforman, entre otros ―he citado mis preferencias personales―, la que fue llamada “nueva novela inglesa” o “Generación Granta”, por la revista que los dio a conocer en los ochenta. Es un grupo literario excepcional cuyos miembros, a pesar de que difieren en preocupaciones y temáticas, concuerdan en su vasta cultura literaria, en un estilo caracterizado por la naturalidad, la elegancia y la contención y en su gusto por la exposición de dilemas morales. Entre ellos, Barnes se distingue ―además de por su sentido del humor y su interés en la historia, rasgos que comparte sobre todo con Martin Amis— por ser no solo un magnífico narrador sino también un destacado ensayista. En su prosa ensayística se observan, de hecho, las mismas virtudes que en su prosa narrativa: jamás es banal ni barroco; nunca es vulgar ni pedante.

Quien haya leído Una historia del mundo en 10 capítulos y medio (1989) difícilmente olvidará, por mucho tiempo que haya pasado, el fascinante capítulo inicial, en el que, con artes exquisitas, se narran las vicisitudes reales de un grupo de náufragos que inspiraron el célebre cuadro de Théodore Géricault La balsa de la Medusa. La historia da pie al autor a conjeturar sobre las razones del artista para hacer de la tragedia ―y del salvajismo― materia artística. Aquel texto abre también Con los ojos bien abiertos y marca en cierta medida la pauta de los otros diecisiete que lo siguen, artículos que el autor ha ido publicando los últimos años en revistas diversas y que se abren con una introducción que justifica la pasión de Barnes por la pintura moderna, sobre todo francesa. Pese a este carácter antológico, el libro tiene una absoluta coherencia y unidad. Son ensayos en los que se aúnan la erudición sabiamente comunicada con la mirada entusiasta e inteligente. La pintura cobra vida y razón en la pluma de Barnes; adquiere un significado que interpela a mirar los cuadros con atención, “con los ojos bien abiertos”, viendo detrás de lo representado la significación que se le da a la existencia humana: los sentimientos, la moral, las relaciones sociales, la historia, el poder o la simple sensualidad están siempre detrás de la idea de belleza de Barnes. Con frecuencia, la explicación de un c


 rasgos que comparte sobre todo con Martin Amis— por ser no solo un magnífico narrador sino también un destacado ensayista. En su prosa ensayística se observan, de hecho, las mismas virtudes que en su prosa narrativa: jamás es banal ni barroco; nunca es vulgar ni pedante.






Quien haya leído Una historia del mundo en 10 capítulos y medio (1989) difícilmente olvidará, por mucho tiempo que haya pasado, el fascinante capítulo inicial, en el que, con artes exquisitas, se narran las vicisitudes reales de un grupo de náufragos que inspiraron el célebre cuadro de Théodore Géricault La balsa de la Medusa. La historia da pie al autor a conjeturar sobre las razones del artista para hacer de la tragedia ―y del salvajismo― materia artística. Aquel texto abre también Con los ojos bien abiertos y marca en cierta medida la pauta de los otros diecisiete que lo siguen, artículos que el autor ha ido publicando los últimos años en revistas diversas y que se abren con una introducción que justifica la pasión de Barnes por la pintura moderna, sobre todo francesa. Pese a este carácter antológico, el libro tiene una absoluta coherencia y unidad. Son ensayos en los que se aúnan la erudición sabiamente comunicada con la mirada entusiasta e inteligente. La pintura cobra vida y razón en la pluma de Barnes; adquiere un significado que interpela a mirar los cuadros con atención, “con los ojos bien abiertos”, viendo detrás de lo representado la significación que se le da a la existencia humana: los sentimientos, la moral, las relaciones sociales, la historia, el poder o la simple sensualidad están siempre detrás de la idea de belleza de Barnes. Con frecuencia, la explicación de un c

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